A continuación se presenta un resumen sobre el Capítulo 8 del libro El Trastorno Bipolar de Newman et al. Páginas de la 231 a la 264.
Los autores afirman que para pacientes con Trastorno Bipolar (TBP) es necesario un tratamiento que requiere de atención clínica precisa y constante, es decir, asistir a sesiones con un psicólogo para terapia y con un psiquiatra para todo lo que tenga que ver con los medicamentos.
El Caso de Carlos *
El tratamiento inicia con un diagnóstico a través de una entrevista y cuestionarios. Luego preguntas sobre su vida y pasado.
En el caso de Carlos, su padre bebía mucho y tenía muy mal carácter, también era infiel a su mamá. La madre de Carlos cayó en una depresión suicida y Carlos se convirtió en su cuidador, confidente y psicoterapeuta. Carlos le comento al doctor que había perdido el control y que sentía que era un esclavo de sus cambios de humor, que siempre había sentido emociones extremas (igual que su padre) y que se intensificaron desde que se casó. También tenía impulsos suicidas, aunque nunca se había dejado llevar por esos impulsos.
El doctor le explicó a Carlos que era una enfermedad familiar y que refleja importantes desequilibrios bioquímicos que aparte de la manía y depresión pueden provocar impulsividad, ira, tendencias suicidas e hipersexualidad. Le dijo que este trastorno exige medicación y ayuda psicológica para adoptar una actitud constructiva ante la vida y así sentir menos estrés, estar más seguro de sí mismo, resolver sus presiones del trabajo, conflictos familiares y problemas matrimoniales, en resumen, mejorar su calidad de vida.
Carlos fue a varias sesiones con un psicoterapeuta, le recetaron Litio y Depakote. Le comentó su descontento con su esposa y necesidad de buscar otras mujeres. Primero el terapeuta le dijo a Carlos que hiciera una lista con tantos recuerdos como pudiera, es una de las técnicas más básicas e importantes de la psicoterapia cognitiva, "el registro diario de pensamientos”, para que lo usara siempre que se sintiera enfadado o herido.
Tras dos o tres meses de tratamiento Carlos se había estabilizado, aún así era necesaria una vigilancia constante.
Los medicamentos deben tomarse de una forma constante e ininterrumpida, sin embargo Carlos abandonó los medicamentos y tuvo una recaída (nuevamente las infidelidades). Dijo que le quitaba su "toque personal" y hacía que pareciera ese enfermo que no le gustaba su esposa. Entró en depresión. Carlos estaba describiendo un período de impulsividad con un estado de ánimo elevado, inducido o reforzado por el exceso de alcohol. Se sentía culpable de haber fallado y haber roto su compromiso de fidelidad, creía que nunca iba a poder controlar sus impulsos.
Otro tema que preocupaba a Carlos era el tema de la estigmatización. Le dijo que la gente no entiende el trastorno bipolar, que la gente ridiculiza y discrimina a quienes van a ver a un psicoterapeuta. El doctor le dijo que después de todo, si se tomaba la medicación prácticamente nadie sabría nada de su trastorno. El único rechazo sería el suyo. Si continuaba con la medicación podría tener algo de intimidad. Sin embargo si la dejaba y los síntomas volvían con toda su fuerza, sus problemas emocionales se pondrían mucho más de manifiesto y el riesgo de estigmatización sería aún mayor.
El psiquiatra añadió a su medicación una dosis baja de serotonina, pero debía ser controlado para evitar que cayera en un estado maníaco. El doctor le animó a que dedicara más tiempo a dos actividades que le gustaban: tenis y tocar guitarra. A finales del noveno mes de psicoterapia, el estado de ánimo de Carlos era eutímico y estable.
Consejos y técnicas que el doctor le recomendó a Carlos: Imaginar y prever las consecuencias de su conducta, programar menos actividades, pedir opinión a dos personas antes de poner en práctica nuevas ideas, no dejarse llevar por emociones fuertes (como la cólera o el deseo de tener alguna aventura amorosa) y esperar un mínimo de 48 horas antes de actuar.
Luego Carlos y su esposa asistieron a sesiones de pareja. Carlos estaba muy animado. Las sesiones de pareja iban muy bien y dijo que tenía la sensación de haber retomado su vida. Había decidido buscar otro empleo y eso también le ayudó a mejorar, sobre todo con el problema de la infidelidad, puesto que trabajaba en un hotel.
Carlos y el doctor repasaron las señales de advertencia que le indicaban la inminencia de un episodio maníaco o depresivo y esto le permitiría ganar tiempo para poner en práctica las técnicas aprendidas.
Para la depresión: levantarse muy tarde, estar poco comunicativo con su esposa, no tener ganas de tocar guitarra, constantes pensamientos pesimistas.
Para manía: enredarse fácilmente en discusiones, sentir el impulso de hablar por teléfono a unas horas intempestivas, tener una actitud indiferente hacia cosas que deberían preocuparle e intentar conocer detalles personales de otras mujeres.
Carlos proclamó que se sentía dispuesto a encarar el resto de su vida con esperanza y ambición, y a asistir a sus sesiones de control con el psiquiatra.
* Nota de los autores del libro: Carlos, el paciente del caso, es una persona ficticia. Sus características se han modificado para ocultar su verdadera identidad. Sin embargo, este caso y su tratamiento se pueden considerar representativos.