jueves, octubre 22, 2009

Un par de nuevos libros

Me encontré por casualidad con estos dos libros sobre el trastorno bipolar, el primero de un psiquiatra y el segundo de una mujer, abogada exitosa, que padece la condición. Como es natural, empecé a leer con mucho interés la memoria de esta última persona, en la cual cuenta con detalle sus episodios de manía y depresión.




martes, octubre 20, 2009

Rompiendo tabú sobre el suicidio

La semana pasada me encontré con este artículo: "Breaking the taboo of suicide" escrito por Quetzallí Castro (editora de la sección Pulse, The Chicago Flame).

En el mismo se cuenta la historia de Bryce Mackie, estudiante del Columbia College en Chicago, quien hizo hace cuatro años un film titulado "Eternal High." Bryce padece trastorno bipolar y se ha tenido que enfrentar a sus propios pensamientos suicidas. Hoy tiene 21 años de edad y su video ha servido para romper el tabú sobre el tema y también ayuda a disminuir el estigma social existente sobre las enfermedades mentales.

Se pueden ver 3 minutos del documental AQUÍ

Este es un tema que se debería discutir abiertamente para educar a los jóvenes adolescentes, sobre todo porque en los EE.UU. se estima que los suicidios son la tercera causa de muerte entre los 10 y 14 años de edad (Medical Journal of Pediatrics).

jueves, octubre 15, 2009

MINDS ON THE EDGE: Facing Mental Illness

Campaña educativa de PBS
Fred Friendly Seminars

Para quienes entienden Inglés, este mes salió al aire un programa de TV (también disponible en audio) que explora los problemas éticos, jurídicos, familiares, y hasta políticos, relacionados con las enfermedades mentales más severas en los EE.UU. (trastorno bipolar y esquizofrenia).

Se discuten soluciones que están implementándose en el país. En el panel participan personas que trabajan en el campo de la salud mental y de la ética, abogados y jueces, periodistas y familiares de quienes han sido diagnosticados con las enfermedades mencionadas. Los casos que se tratan son hipotéticos, pero los problemas que se abordan son reales.

Ver programa completo aquí:

http://www.mindsontheedge.org/watch/

Se los recomiendo. Es uno de los mejores programas que he visto sobre la temática.

En nuestra propia voz

En los EE.UU. es impresionante la cantidad de recursos que existen para ayudar a las personas con padecimientos mentales. Hay varios grupos que organizan actividades educativas, de terapia, atención inmediata (en caso de urgencias), y hasta políticas (para concientizar a la población y a los políticos).

He contado varias veces sobre los materiales que recibo de NAMI y DBSA. Ahora les comparto sobre una actividad a la que asistí esta semana. Se llama "In Our Own Voice". Es un panel en el cual un par de personas cuentan su experiencia personal con la enfermedad y se proyecta un breve documental donde hay otros testimonios.

El esquema que siguen es el siguiente: se presentan, cuentan qué enfermedad o condición padecen, los problemas que han tenido como consecuencia de la misma, el proceso de aceptación, el tratamiento que han llevado, su recuperación (incluyendo logros) y los sueños que tienen para el futuro. Lo mismo en el video.

La verdad, esperaba algo más profundo. Me pareció un tanto superficial. Critiqué el simplismo con que presentan la fase del tratamiento, como que si fuera algo muy automático: "¡Me tomo el medicamento y ya me controlo!". Lo cual sabemos que no es así. Por el contrario, es un largo y difícil proceso de ensayo y error, no sólo por el tema de la eficacia del medicamento, sino por los efectos secundarios no deseados.

Al final un par de personas se me acercaron por mi intervención. Una para preguntarme cómo me ha ido sin los medicamentos. Le conte que no he tenido mayores sobresaltos hacia arriba o hacia abajo, aunque no he resuelto el problema del sueño, y soy vulnerable a "mini-depresiones". La otra me dijo que tuviera cuidado y que estuviera siempre alerta a los signos que avisan sobre alguna recaída. Como comentario, la mamá de un muchacho bipolar dijo que ciertamente es difícil lo de encontrar el medicamento adecuado.

Bueno, fue una buena experiencia aunque deprime ver a gente que se ha quedado sola por la misma enfermedad. Pero asumo que eso tiene que ver con la cultura norteamericana (individualismo-independencia). Por cierto, hoy escuché en la radio que muchas de las personas sin casa en los EE.UU. son personas con algún padecimiento mental. Lo mismo se observa en las prisiones. ¡Preocupante!

jueves, octubre 08, 2009

La OMS prevé millón y medio de suicidios para 2020 (sobre suicidio, 2ª parte)

por José Carlos García Fajardo

No se trata de una plaga ni es irremediable. Es posible controlarla mediante la educación y la atención médica. El suicidio y la depresión tienen que dejar de ser tabúes, como lo han sido las enfermedades venéreas, homosexualidad, preservativos, masturbación, parejas de hecho, relaciones prematrimoniales, nuevos tipos de familia, derecho a una muerte digna e interrupción de un embarazo no deseado o peligroso. La OMS recomienda “fomentar un tratamiento responsable del tema en los medios de comunicación y formar a los profesionales de la atención primaria”.

Todavía algunos sostienen que escribir sobre el tema puede inducir a imitarlo. Pues que no escriban sobre muertes en carretera, alcoholismo, asesinatos, violaciones, maltrato, prostitución y que supriman de la TV las películas y relatos violentos.

La OMS estudia la prevención del suicidio en culturas diferentes, ya que los factores culturales, religiosos, históricos, filosóficos y tradicionales influyen en la decisión. Sólo un escaso número de suicidios se producen sin aviso por lo que deben tomarse en serio las amenazas de autolesión. La mayoría de quienes intentan suicidarse, más que la muerte, buscan llamar la atención, en un grito desesperado.

Como signos, la OMS apunta: quiebras afectivas y/o económicos, incomunicación o indiferencia familiar; adicciones al juego compulsivo de apuestas, al alcohol, a las drogas; marginación social y aislamiento elegido o forzado; enfermedades terminales y amenazas masivas a la dignidad personal: abuso sexual, maltrato físico, verbal o psicológico, privación de la libertad. Imposibilidad de reponer el objeto perdido: muerte de un familiar, jubilación, desastre económico. Percepción de la declinación general del organismo, rechazo a la vejez.

El acto suicida tiene "lógica" para el individuo y se convierte en la "única salida", para dejar de sufrir, en el refugio final. Cuando la idea de culpa es agobiante, la expiación necesaria se traduce en suicidio.

¿Tiene nuestra manera de vivir algo que ver con el aumento de enfermos depresivos? pregunta el doctor C. Sisto, en su artículo, El suicidio ¿O es una enfermedad que ahora se detecta más que antes? Todo psiquiatra de largos años de práctica, observa que los deprimidos son más que antes; y es sensato asumir que las condiciones actuales de la "tarea" de vivir hacen necesarias una exigencia, competitividad, aceleración de los tiempos, que antes era desconocida. Nos falta tiempo para todo: para ganar el sustento, para la relación con la familia, para el descanso.

El sujeto se adapta pero algunos lo hacen pagando el lento precio de un stress acumulativo, que, puede hacer crisis dando lugar a reacciones de agotamiento, o de protesta interior, o de un naufragio en la adaptación del yo. Quizás la más frecuente forma de ese agotamiento, de esa desadaptación, es la depresión, esa sombría vivencia de la experiencia vital. Como dice Kalina, "el tiempo en la sociedad actual está contaminado". Contaminado de urgencia, de complicaciones, de fricciones. El vivir, antes tranquilo, es ahora conflictivo, inseguro; algunos sujetos resisten y hasta transforman esa circunstancia en fortaleza, otros claudican. Y entonces, la depresión es la salida.

Si a este cuadro se agrega la frecuente exhortación a "la voluntad", a que se "debe tener energía y buen ánimo” se agrega un nuevo conflicto a ese individuo, que, justamente, no tiene fuerza de voluntad. Hay que romper la creencia de que la depresión es una mera cuestión de actitud pues confunde al enfermo que intenta librar una batalla solo.

Pero, desde los años 50, se ha contado con un arsenal farmacológico efectivo y nuevos fármacos señalan nuevos progresos.

Cada vez hay más factores estresantes y menos atención médica. Eso aumenta los casos de suicidio “Hace falta educación y romper el prejuicio contra la psiquiatría”, dice el doctor J. Molina.

“De haber recibido atención psiquiátrica a tiempo, quizá muchas de esas vidas se hubieran salvado y llevarían vidas normales y tranquilas. Pero no la tuvieron porque ni supieron que estaban enfermos”. La depresión es una enfermedad más y tiene tratamiento. El problema es hallar la ayuda, porque hay muy poca educación al respecto.

Mucha gente piensa que ir al siquiatra es para los locos. Además, hay un estigma para las personas con depresión. No saben que la depresión es una de las enfermedades más comunes del mundo. Es la cuarta enfermedad incapacitadora en el mundo. La depresión afecta a casi todas las funciones principales del sistema nervioso. Con ella se va perdiendo la esperanza y eso los deja incapacitados incluso para tratarse.

Arrojar la cara importa que el espejo no hay porqué. Hablamos de hechos contrastados y avalados por la OMS, no de meras opiniones.

jueves, octubre 01, 2009

Un millón de personas se quitan la vida cada año, 1a parte

por José Carlos García Fajardo

Cada día hay en promedio casi tres mil personas que ponen fin a su vida, y veinte intentan suicidarse por cada una que lo consigue. Cada hora, ciento veinticinco personas ponen fin a su vida, más de dos personas por minuto. Datos de la Organización Mundial de la Salud, (OMS).

Hablamos de suicidios verificados, no de los camuflados en “accidentes”, previa ingestión de drogas, de alcohol o de broncas emocionales insoportables que conducen a pisar el acelerador sin freno.

Está entre las tres primeras causas mundiales de muerte en personas de entre 15 y 44 años, pero el sector que presenta mayor riesgo es el de los adolescentes. Entre poblaciones rurales, son las personas de edad que ya no se sienten útiles, ni necesitadas, ni queridas.

También existen “suicidios” enmascarados en el abandono de tratamientos médicos, para “hacer pagar culpas a la familia”.

Asimismo, muchos ancianos que viven solos en las ciudades grandes, en donde todo egoísmo tiene su asiento, y que “aparecen” muertos, no se han pegado un tiro, ni se han tirado por la ventana ni ingerido venenos, sencillamente, se han dejado morir poco a poco, abandonándose en la comida y en la higiene, debilitándose, perdiendo fuerzas, y hasta intuyendo un descanso y una liberación, no en la muerte, que siempre impresiona, sino en dejar de llevar un vivir sin sentido; para ellos, ergo, para el universo entero.

¿Sabe alguien cuántos soldados se han dejado morir por no poder soportar la tensión inhumana de una confrontación absurda? ¿Hay suicidio más eficaz que dejarse matar por el “enemigo”, y encima sin “deshonor” ante la familia pues te los rinden militares? ¿Acaso en la guerra de Vietnam, la droga no se distribuía desde la propia intendencia?

Para el año 2020, la OMS prevé que el número de muertes por suicidio en el mundo superará el millón y medio. Por ello, es tan importante tratarla como corresponde. Con una aproximación psicológicamente cálida, acogedora, tranquilizadora. Y con el arsenal terapéutico, realmente efectivo, que tenemos a nuestra disposición. Y con tiempo, paciencia, con ese sumergirse en el drama del enfermo.

Recordemos que "asistir" (assistere) es, "estar al lado del otro".

Los profesionales que trabajan en la prevención de los suicidios, insisten en que se trata de muertes evitables que, en algunos países, alcanzan a 10,4 por cada cien mil habitantes y, entre los adolescentes, el riesgo es del 30% por la misma proporción.

Ya sabemos que el suicidio se ha convertido en un tabú tan fuerte como el incesto o, hasta hace poco, las denominadas “desviaciones” sexuales, como la homosexualidad. Como fue tabú durante siglos tratar de la pedofilia, pederastia o, como ahora prefiere denominar el Vaticano para las experiencias de sus clérigos, “efebofilia”, es decir, atracción por jóvenes de 11 a 17 años.

Hasta en el Libro de estilo de muchos medios de comunicación se reglamenta la publicación de estas noticias, “porque pueden provocar estímulo de imitación”.

La OMS pide mejorar la educación en el tema, reducir la estigmatización y aumentar la conciencia de que el suicidio es prevenible. Todavía, en muchas legislaciones, el intento de suicidio se castiga como delito. Y a un enfermo no se le lleva al paredón, se le cura y después se le fusila. La Iglesia católica y otras religiones, castigaban al suicida con la prohibición de ser enterrado en “tierra sagrada”. Con el progreso en la conciencia de una mayor libertad y responsabilidad, se han avenido con el subterfugio de que “no sabían lo que hacían”, “locura transitoria”, “fuera de sí, “enajenados”.

No hay más que ver las dificultades que tiene un enfermo terminal para tener una muerte digna, mediante suicidio asistido, o mediante eutanasia positiva, por compasión y por justicia. ¿Tanto cuesta reconocer el derecho a disponer de la propia vida? ¿Alguien nos ha pedido permiso para nacer?

¿Pueden imponerse manu militari ideologías que parten de peticiones de principio, de falsas premisas y de un fanatismo que condena a vivir, como durante siglos bendijeron las condenas a morir?

Partiendo del reconocimiento de este derecho inalienable, es necesario prevenir las decisiones fatales que podrían evitarse mediante atención médica y psicológica, comprensión y tratamiento, información adecuada y medios eficaces al alcance de enfermos depresivos, alcoholismo, drogadicción y esquizofrenia. Adolescentes que no asumen su realidad sexual, o de ancianos sin medios para vivir con dignidad porque la sociedad se lo debe siempre ya que las cosas no son de su dueño sino del que las necesita. Y aunque la vida no tuviera sentido tiene que tener sentido vivir, pero con dignidad y sin padecimientos insoportables. No vamos de la vida hacia la muerte, sino hacia la felicidad de saberse uno mismo, libre y responsable.