lunes, diciembre 28, 2009

Cifras sobre suicidios (en Guatemala)

En un POST anterior hice referencias a las "alarmantes" cifras se suicidios en los años 2006 y 2007, según datos reportados por el diario elPeriódico de Guatemala:

"Dos suicidios diarios durante 2007," Luis Ángel Sas (29 ene 2008).

En dicho matutino se afirmó que en 2006 se "terminó con 564 casos similares de suicidio. Peor aún, en 2007 se registraron 734 casos, es decir un 30 por ciento más que en 2006, lo que da un promedio de dos suicidios por día, según datos de la Policía Nacional Civil [PNC]."

Sin embargo, he solicitado recientemente al Instituto Nacional de Estadística (INE) sus datos desagregados por sexo, edad, departamento (zona geográfica), intención y causa de muertes violentas, para los mismos años, y me aparecen cifras mucho más bajas y cercanas a lo que venía pasando.

Según el informe del INE titulado "Muertes violentas por grupos quinquenales de edad y sexo, según intención de la muerte y causa, año 2007" (y 2006) las cifras totales de suicidios fueron las siguientes:

2006 = 300
2007 = 343

Por lo tanto, las tasas por cada 100 mil habitantes serían:

2006 = 2.3
2007 = 2.6

Es decir que, con relación al año 2005, la tasa en 2006 aumentó en 20 por ciento. La variación entre 2006 y 2007 fue de 12 por ciento. ¡No como se afirmó en el POST anterior! Sí hubo un aumento en la tasa de suicidios, pero no tan dramático como las cifras de la PNC parecían indicarlo. ¿Será que el INE tiene un sub-registro tan alto respecto a las de la PNC?

Esto no debería hacernos bajar la guardia, pero sí nos pone otro problema: ¿Cuáles son las cifras confiables sobre el suicidio en Guatemala? Sin un buen diagnóstico, es más complicado resolver el problema.

lunes, diciembre 07, 2009

Coincidencia musical y ondas del cerebro

El fin de semana pasado fui con mi esposa y amigos a escuchar un concierto de la temporada navideña. Un clásico: El Mesías de Handel. Aunque no soy creyente, no me molesta para nada escuchar música sacra. ¡El Aleluya de este oratorio es una obra de arte! Al escucharlo, uno entiende por qué el Rey George II de Inglaterra se puso de pie cuando se entonó por primera vez en público.

En dicho concierto llegó a presentarse un hombre de unos 40 años de edad. Nos preguntó si eramos estudiantes de la Universidad. Al minuto de estar hablando me di cuenta que él es bipolar y estaba un poco maníaco, seguramente por la música. Al segundo minuto ya nos estaba preguntando si alguno de nosotros iba con el psiquiatra. Yo le respondí que sí. Luego dijo que él es bipolar y cuando le conté que yo también su nivel de emoción aumentó. Más aún cuando resultó que vivimos en el mismo vecindario de una gran ciudad. ¿Cuál era la probabilidad?

Mi esposa no logró mantener la atención a una conversación demasiado acelerada. Yo sí. Me contó varias cosas interesantes. Que su hermano era un escritor muy talentoso (lo calificó de genio), pero que estaba internado en un hospital. Que probablemente su condición de bipolares les venía de su madre. Y que él también era muy talentoso, poeta y músico. También me compartió que está buscando tratamientos alternativos para mejorar. Así salió el tema de la armonización de las ondas del cerebro. Me recomendó ver este sitio de la empresa que hace precisamente eso en los EE.UU.

http://www.brainstatetech.com/ [English]

http://www.omnicrece.com/neurobalance/ [en Castellano, México]

Hoy le dediqué un poco de tiempo a explorar el sitio. Y sí, me parece interesante y bastante convincente. Lo digo porque hace casi un año un primo que sabe mucho sobre sabiduría Oriental me explicó como funcionan los mantras a nivel del cerebro. Por eso me suena lógico lo de sincronizar o balancear el cerebro con música o sonidos apropiados.

Además, recientemente he estado leyendo sobre el origen cognitivo del instinto religioso (la espiritualidad, no las religiones como instituciones formales y estructuradas, basadas en el dogma de una "verdad" supuestamente revelada). El autor del libro (The Faith Instinct by Nicholas Wade) explica que las primeras manifestaciones religiosas del Homo sapiens se puede encontrar en evidencia arqueológica de hace unos 50 mil años. Dicha evidencia parece indicar que la música y la danza fueron las expresiones religiosas de entonces. Daban cohesión a las comunidades de cazadores y recolectoras, vital para enfrentar amenazas externas y, en definitiva, para la sobrevivencia.

Dice Wade que despúes de unas ocho horas de música y danza con los ritmos apropiado, algunos personas pueden entrar en trance. Seguramente esas experiencias dieron paso a la noción de trascendencia, al abrirse una ventana hacia un nivel de conciencia distinto. Lo cierto es que la música tiene un efecto importante en nuestro cerebro y, por consiguiente, en nuestra vida.

¡Pero hay que tener cuidado! ¿Quién no recuerda el episodio de manía que desató la música de Beethoven (9a Sinfonía, conocida como "Himno a la Alegría") en el pobre Mr. Jones (Richard Gere, 1993)? A veces me pasa algo de eso. Lo confieso.