por Paola Hurtado, elPeriódico (28 nov 10)
La persona que se quita la vida deja un duelo difícil de superar cargado de culpa, vergüenza, enojo y reproche. Aquellos que enfrentan este largo y doloroso proceso son llamados sobrevivientes del suicidio. En Guatemala son un grupo en la sombra, a pesar de ser numeroso. El suicidio es un tema del que no se habla.
El sábado 20 de noviembre se conmemoró el Día Internacional de los Sobrevivientes de Suicidio con una videoconferencia impartida simultáneamente en 270 ciudades alrededor del mundo sobre las secuelas que deja un suicida en su círculo de familiares y amigos.
Cada año se quita la vida aproximadamente un millón de personas en el mundo. Se calcula que 6 de cada 10 personas conoce a un suicida y 20 de cada 100 han perdido a un ser muy querido por esta causa.
En Guatemala, la videoconferencia organizada por la American Foundation for Suicide Prevention de Estados Unidos, se transmitió en el auditorio de la Universidad del Valle, pero sólo asistieron cinco personas. El suicidio es un tema del que no se habla abiertamente. Se oculta, incluso, en las actas de defunción para evitar la crítica social, los señalamientos y las explicaciones. Raúl Higueros, docente y el psiquiatra que moderó el foro en la universidad, habla de cómo sobrevivir a un suicidio.
Una persona que se suicida, ¿qué deja a su alrededor?
– Es un duelo bien complicado para las personas más cercanas porque acarrea mucha culpa. El deudo se pregunta, “qué no dije, qué no hice, qué no vi”. Cosas que, según él, pudieron cambiar la decisión final. Creo que la parte más difícil es la culpa, la persona se siente responsable y eso le provoca mucho dolor.
¿Qué terapia se le da a un sobreviviente de suicidio?
– No hay soluciones mágicas para sanar el dolor, sólo técnicas para que no se complique más: enseñar a manejar la ira, a movilizar la tristeza y la culpa, y a no sobreculparse. En la mayoría de casos las personas no tuvieron nada que ver y por más que hubieran hecho, dejado de hacer o dicho, el suicida habría tomado la misma decisión. Hay que asumir el dolor y que las cosas que se hicieron o dejaron de hacer no tuvieron mayor relevancia.
¿Y cómo hacerles ver eso, que si el suicida ya había tomado la decisión no estaba en sus manos detenerlo?
– Se les motiva a revisar expectativas realistas, a preguntarse, ¿en verdad yo hubiera cambiado algo? Tal vez si hubieran dicho o hecho algo distinto habrían postergado el suicidio, pero no lo habrían evitado. Entender eso no se logra en una sesión. Toma meses.
¿En cuánto tiempo se supera el duelo?
– Un duelo por muerte común puede durar de seis meses a un año, pero estos duran de uno a dos años y va a depender de las personas, la forma en que ocurrió el suicidio, la relación que tenían, cómo estaban antes de la muerte, si estaban bien o peleados. En general son duelos muy cargados de ira en contra del suicida, a pesar del dolor. Es normal que el deudo recrimine que lo dejaron solo. Y no hablar sobre esto hace que sea más largo y complicado.
En la videoconferencia los sobrevivientes contaban qué les funcionó para su proceso de sanación: la espiritualidad, ver las cosas con sentido del humor, practicar el altruismo, ayudar a otros en la misma situación.
¿Qué otras cosas ha visto que le funcionan a sus pacientes?
– El tiempo, entender que es un proceso y que hay días buenos y malos. Ayuda encontrarle un sentido a lo que pasó y sacarle un beneficio. Encontrarle una explicación religiosa ayuda a algunos y a otros no. A algunos les ayuda compartirlo y vivirlo abiertamente.
¿Qué no ayuda?
– Ocultarlo, no hablar de eso, decir “no pasó nada”, mentir sobre eso. No hay que buscar porqués porque usualmente no los hay. También he visto que muchos se apoyan en la familia, pero los parientes están pasando por el mismo proceso y todavía no se han levantando. Es mejor idea buscar un amigo cercano, pero lejano al evento. El sobreviviente de suicidio debe saber que su dolor no se solucionará con leer un libro ni con ir un par de veces a terapia o a la iglesia. Requiere de un proceso. No debe encerrarse, ni física ni emocionalmente. Hay que ayudarse con todos los medios disponibles
¿Qué tan frecuente es que los familiares de un suicida también experimenten el deseo de matarse?
– Muchos en el proceso de duelo piensan en estar con la persona que se suicidó. Y estadísticamente los familiares de un suicida tienen más propensión a quitarse la vida por genética y por aprendizaje.
¿Se puede heredar una conducta suicida?
– Complicado de responder. Puede haber un factor genético en la predisposición a considerar el suicidio y cometerlo, pero no lo determina del todo, influyen otros factores como un divorcio o problemas familiares o económicos que lo detonan. La forma más heredable de suicidio está asociada al trastorno afectivo bipolar, que es una serie de depresiones recurrentes alternados con estados de felicidad o irritabilidad. Hay muchos casos de gente famosa bipolar que se ha suicidado y tenía un historial familiar de suicidios impresionante, como el vocalista de Nirvana, Kurt Cobain, que, además, consumía heroína, y el escritor Ernest Hemingway, que era bipolar y alcohólico.
¿Es conveniente decirle a un niño que su padre o hermano se suicidó?
– Siempre es mejor decir la verdad porque siempre habrá alguien que se lo dirá en el calle o en el colegio y de la peor forma. Cada uno debe buscar la mejor manera, según la madurez del niño.
Los que se suicidan
¿Quiénes se suicidan?
– Del 80 al 90 por ciento de las personas que se suicidan estaba deprimido y tenían bastante tiempo de estarlo. No lo deciden a la semana de estar deprimidos, sino que es el último paso de una depresión nunca tratada o que fue resistente al tratamiento. Las enfermedades mentales son las que más causan suicidio y las principales son la depresión, el trastorno afectivo bipolar, la esquizofrenia y los trastornos de personalidad, en ese orden. El resto de población lo hace impulsivamente o pertenece a comunidades o grupos religiosos que planean suicidios masivos, pero son los menos. La mayoría se suicida por una enfermedad mental y por eso la prevención del suicidio está basada en el diagnóstico y el tratamiento de la depresión y de las enfermedades mentales en su conjunto.
¿Qué provoca una depresión que termina en la decisión de quitarse la vida?
– Es un fenómeno complejo. Como todas las enfermedades mentales tiene muchos componentes. Tienen origen genético. Aunque eso no lo determina sí da la predisposición a deprimirse ante un evento como la pérdida del trabajo o divorcio, por ejemplo. Tiene que ver la biografía: cómo fue la niñez, la educación, qué ha pasado en la vida del individuo. Tiene que ver la personalidad: cómo se enfrentan las vicisitudes. Cómo se maneja la tristeza, la ira, qué tan sociable es la persona. Y tiene que ver la cultura y el entorno. Cuando alguien se deprime no tiene una única causa, siempre son varias. Y hay que resaltar que no toda la gente deprimida se suicida, solo entre el 10 al 15 por ciento.
¿Cómo es el proceso desde que se considera el suicidio hasta que se comete?
– Todos en algún momento de la vida hemos pensado “me quiero morir”. Pero es muy diferente a planificarlo. El principal temor de nosotros (los psiquiatras) es cuando alguien lo empieza a planificar. Y eso pasa después de pasar un buen tiempo deprimidos. Aunque no tenemos números exactos se cree que puede ser arriba de los 4 o 6 meses, si es el primer evento depresivo. Si alguien ya tiene varios eventos depresivos puede ser desde las primeras semanas cuando tome la decisión de matarse. Las estadísticas son difíciles de establecer, pero sí sabemos que las personas que se suicidan no tenían 2 o 3 semanas deprimidas, sino varios meses o años de estar deprimidos.
¿Cómo se fragua la idea?
– La depresión tiene muchos síntomas: tristeza, falta de sensaciones placenteras (anhedonia), cansancio, falta de concentración, ideas de muerte (pero no pensar directamente en suicidio), mucho sueño o insomnia. Se come mucho o muy poco. Hay falta de concentración y sensación de inutilidad. Cuando alguien comienza con estos síntomas y no recibe tratamiento después de 4 o 5 meses comienzan a aparecer algunas emociones ligadas al suicidio. Una de ellas es la desesperanza. En el momento en que yo siento que esto no va a mejorar, que siempre va a ser así o peor, es cuando comienzo a pensar que el suicidio es la mejor salida.
Los hombres se suicidan con diferentes métodos que las mujeres
– Sí, el hombre utiliza métodos muy letales: un disparo en cabeza, el ahorcamiento, un salto al vacío. Las mujeres principalmente se intoxican con medicamentos o se cortan las venas que usualmente no son métodos tan efectivos ni letales. Por cada hombre que se suicida 4 mujeres lo intentan y no lo logran.
¿Cuál es el perfil de un suicida?
– Hace unos 20 años era un hombre viudo o divorciado, sin empleo y mayor de 50 años. Ahora es un hombre joven, con una enfermedad mental, que está deprimido y atraviesa por situaciones de vida complicadas como pérdida de empleo o de pareja aunadas a alcoholismo o drogadicción. En la mujer es similar.
¿Y el suicidio más común en niños y ancianos?
– Los adultos asumen que los niños no piensan en el suicidio, pero sí lo hacen y estos casos están asociados a depresión y al acoso escolar (‘bullying’) aunado con padres rígidos e incomprensivos. En adultos mayores está ligado a depresión, enfermedades crónicas, terminales o mentales.
Hablemos del grupo que intenta matarse y no lo logra. ¿Quiénes son ellos?
– Son personas que lo pasan intentando parte de su vida. Tienen poca tolerancia a la frustración, algunas padecen alguna enfermedad mental y han recibido tratamientos psicológicos o psiquiátricos no adecuados que perpetuaron sus episodios depresivos. Son personas que en algún momento probablemente se suicidarán. El error más frecuente de los médicos, psicólogos y familiares es asumir que lo hicieron para llamar atención. Es falso. Por tonto que sea el intento, como tomar muchas aspirinas, hay que hacer una evaluación para descartar una enfermedad mental, depresión o abuso de sustancias.
¿Qué sentimientos deja el que lo intenta?
– Ira, enojo y rabia. A veces sus familiares los regañan por lo que hicieron y los rechazan, pensando que así lo dejarán de hacer, pero es error porque se sentirán peor y podrían intentarlo de nuevo. Es fácil juzgarlos pero uno no comprende el dolor y la dimensión de lo que puede ser una depresión. Es un dolor terrible. Hay que entender a la persona y darle apoyo.
Se escucha de gente que amenaza con matarse para obligar a su familia o pareja a que haga algo. ¿Deberían tomarse en serio esas amenazas?
– Si la persona no esta deprimida no tanto, usualmente es por manipulación. Los suicidas no amenazan en ese sentido. Es algo que llevan muy por dentro y pocas veces lo exteriorizan. Pero si alguien lo dice muy frecuentemente y su estado de ánimo no es normal, yo diría que sí hay que tomarlo muy en cuenta.
Fuente: AQUI
1 comentario:
The American Foundation for Suicide Prevention
http://www.afsp.org/
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