viernes, marzo 02, 2007

El Apoyo se consigue Apoyando

Desde hace 4 meses formo parte de un grupo de apoyo para pacientes con trastorno bipolar, el cual fue formado por mi psiquiatra y un entusiasta paciente. Somos 7 miembros, todos con este trastorno en diversos colores y sabores.

En cuatro meses de funcionamiento el grupo ha ido tomando estructura y planteándose actividades ambiciosas para realizarlas a corto y mediano plazo. Todo parecía muy bien con el grupo pero había algo que no me terminaba de cuadrar sobre mi participación, yo quería resultados y frutos concretos para mi lucha por controlar este trastorno…… por ello había sugerido en varias ocasiones cambios en el cronograma de actividades además de haber pensado en repetidas ocasiones abandonar el grupo.

En la última reunión yo llegué con la intención de sugerir un nuevo cambio enfocado a atender y ayudar a solucionar de forma directa las situaciones de entorno que nos afectaban a cada uno. Cuando lo propuse el entusiasta paciente del que les hablaba al inicio, que hoy es sin querer serlo el coordinador del grupo, me llamó la atención sobre mis constantes sugerencias “revolucionarias”. Para él eso quedo allí, pero a mí me dejó dentro esa alerta que me hizo aprovechar mucho más la reunión y llegar a la conclusión que quiero compartir en este artículo y que se ve reflejada en su título.

Al continuar con la reunión el resto de participantes compartió experiencias de familiares que padecen la enfermedad pero no están tratados. Una de ellas compartió su experiencia actual en el ámbito profesional y familiar. Esta era muy preocupante, especialmente porque ella no ha tenido el valor para tomar decisiones que favorezcan su ambiente y, por consiguiente, ayuden al control del trastorno en su persona. Estuvimos casi una hora aconsejándola y animándola a tomar aquellas decisiones que la harían estar mejor. Esa conversación fue la última parte de la reunión. Al despedirme de mis amigos del grupo noté que esta vez no tenia ninguna objeción interna sobre haber ido, me sentía realmente satisfecho. Extraña situación, puesto que no iba con ninguna respuesta a los problemas que me aquejaban...

Fue así como me di cuenta que yo estaba asistiendo al grupo para que me dieran soluciones, sin darme cuenta que el único que puede encontrar esas soluciones soy yo mismo, no siendo el grupo más que una luz y una ayuda para aquel descubrimiento.

Pero principalmente caí en la cuenta que es muy importante el enfoque que uno le de a su participación en un grupo de esta índole. Ví como todos, al aconsejar a nuestra amiga, nos emocionábamos y demostrábamos que nuestros consejos eran ideas que estaban muy arraigadas dentro de nosotros y que, al menos en mi caso, no aplicaba en mi mismo. Estos beneficios sólo pueden obtenerse si uno sale de su propia caparazón para ayudar a otro desinteresadamente, sólo así podremos vislumbrar todo lo positivo que tenemos alrededor de aquella caparazón rota y, meditando uno poco, sabremos cómo aprovecharlo para avanzar nosotros en esta lucha y poder seguir apoyando para recibir un apoyo, buscado sin egoísmo, y dentro de un mismo interés y objetivo: VIVIR CON ESTE TRASTORNO COMO SE VIVE DURANTE TODA LA VIDA CON UNA NARIZ EN MEDIO DE LOS OJOS, POSIBLEMENTE NO MUY AGRACIADA PERO PARTE INHERENTE DE NUESTRO CUERPO Y PERSONALIDAD.

¡Gracias amigos del Grupo Bipolares Guatemala por permitirme vivir esta aventura a su lado!

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