El 24 amanecí un poco deprimido. El día anterior la pasé con mi familia y hubo una discusión entre mi hermana y mi papá. Eso me entristeció.
También me ocurre que desde niño aprendí que el ideal de las fiestas es compartir en familia, pero mi familia no puede estar reunida porque mis padres se separaron hace ocho años. Aunque ya esto lo entiendo bien, no deja de provocarme algún vacío.
Además, siempre tengo esta contradicción entre mi incredulidad en Dios y la religión y la celebración de algo que está basado en esas creencias que no comparto. Me siento un tanto discriminado por no vivir "plenamente" las festividades.
Finalmente, está lo de el estrés de las compras, los regalos... el intentar quedar bien con los seres queridos. Responder a las expectativas.
Bueno, hoy es 26. ¡Sobreviví a las festividades navideñas! Las de año nuevo son más paganas, así que las llevo con mayor tranquilidad.
Bitacora al servicio de todas aquellas personas que oscilan entre los extremos de la alegria y la tristeza
miércoles, diciembre 26, 2007
sábado, diciembre 22, 2007
El peso, la familia, y otras tonterías
Hoy me enojé por el comentario de unos familiares. Después de no verme por varios meses dijeron que definitivamente había aumentado de peso. Eso no me molestó porque estoy conciente de mi peso. Su reducción es una lucha constante.
Con naturalidad respondí que se debía a un medicamento que tomo, el cual me ha afectado el metabolismo. No hicieron comentario alguno en ese momento.
Cuando vieron a mi mamá le preguntaron qué tenía. Es decir, no se atrevieron a preguntarme a mí por qué estaba tomando tal medicamento. Mi madre les dijo que parece ser que, según yo, tengo trastorno bipolar. Todo en tono de duda, de incredulidad.
La respuesta de mi pariente fue: "¡Que deje de tomar babosadas!". Eso es lo que sí me molestó. Ellos no saben el proceso por el que uno pasa desde que es diagnosticado hasta que encuentra el medicamento adecuado. No es algo trivial.
Además, cuando mencioné lo de mi medicamento lo hice con el propósito de ir eliminando el tabú familiar. Nadie quiere hablar de la posibilidad de una enfermedad cuyo origen es genético y que, por lo tanto, puede afectar a varios miembros de la familia.
Cómo me gustaría hablarlo con claridad, no para recibir lástima, sino para prevenir a la familia y evitar mayores sufrimientos. Para romper "la chingada cadena", como decía mi abuelita.
Con naturalidad respondí que se debía a un medicamento que tomo, el cual me ha afectado el metabolismo. No hicieron comentario alguno en ese momento.
Cuando vieron a mi mamá le preguntaron qué tenía. Es decir, no se atrevieron a preguntarme a mí por qué estaba tomando tal medicamento. Mi madre les dijo que parece ser que, según yo, tengo trastorno bipolar. Todo en tono de duda, de incredulidad.
La respuesta de mi pariente fue: "¡Que deje de tomar babosadas!". Eso es lo que sí me molestó. Ellos no saben el proceso por el que uno pasa desde que es diagnosticado hasta que encuentra el medicamento adecuado. No es algo trivial.
Además, cuando mencioné lo de mi medicamento lo hice con el propósito de ir eliminando el tabú familiar. Nadie quiere hablar de la posibilidad de una enfermedad cuyo origen es genético y que, por lo tanto, puede afectar a varios miembros de la familia.
Cómo me gustaría hablarlo con claridad, no para recibir lástima, sino para prevenir a la familia y evitar mayores sufrimientos. Para romper "la chingada cadena", como decía mi abuelita.
miércoles, diciembre 19, 2007
Duplicando la dosis
Hace unos treinta días el médico me indicó duplicar la dosis de Tegretol, de 200 a 400 mgs. Parece que los 200 mgs. ya no me producían el efecto deseado. La carbamazepina estaba siendo metabolizada de tal forma por mi cuerpo que sólo sentía los efectos sedativos por la mañana, pues me costaba mucho despertar, pero no obtenía los beneficios de dormir mejor durante la noche.
Ahora duermo de manera más profunda y logro focalizarme bien durante el día a la hora de realizar tareas intelectuales. Mi ánimo ha estado estable. Eso es bueno. Muy bueno.
Así que si alguien no obtiene los resultados deseados al primer intento con la dosis que el médico receta, debe consultar con el mismo nuevamente. A lo mejor un ajuste en dicha dosis es lo que hace falta, antes de cambiar de medicamento o darse por vencido con el tratamiento farmacológico. No es fácil, pero hay que ser pacientes.
Ahora duermo de manera más profunda y logro focalizarme bien durante el día a la hora de realizar tareas intelectuales. Mi ánimo ha estado estable. Eso es bueno. Muy bueno.
Así que si alguien no obtiene los resultados deseados al primer intento con la dosis que el médico receta, debe consultar con el mismo nuevamente. A lo mejor un ajuste en dicha dosis es lo que hace falta, antes de cambiar de medicamento o darse por vencido con el tratamiento farmacológico. No es fácil, pero hay que ser pacientes.
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