Hace algunos días estuve conversando con una persona que a lo mejor sufre del trastorno bipolar. Su conducta pasada e historia familiar parecen sugerirlo.
Platicamos sobre mi propia historia. En ningún momento le dije que considerara su caso. Sin embargo, su actitud era un tanto defensiva. Lo peor de todo, reflejaba un alto nivel de desinformación sobre la enfermedad.
Por ejemplo, cuando hablé del factor genético, me dijo que tenía grandes dudas al respecto. Utilizó una teoría popular para explicarlo, algo así como que la enfermedad se diluye con cada recombinación genética.
Piensa que son las personas que estudian mucho, exageradamente responsables, y metidas en libros, las que tienden a estos desordenes y desequilibrios (los científicos). Basó su afirmación en lo que ella considera evidencia empírica: “A las personas que viven la vida light, sin mayores preocupaciones, viviendo el día y bromean, no padecen de estos problemas”.
También discutimos un caso de abuso de substancias conocido por ambos. Según ella es dicho abuso el que llevó a la persona a cometer “locuras” (episodios maníacos) y no el trastorno bipolar el que lo condujo a las drogas.
Luego, hasta se animó a darme consejos que, incluso, ¡me podrían curar definitivamente! Me dijo que hay tratamientos modernos, de yoga, de respiración, cuidado de dieta rica en ciertas substancias, de tratamientos alternativos y naturales… Afirmó con convicción que el ejercicio diario hace segregar todas estas hormonas que dan buen ánimo y bienestar.
Finalmente me ofendió, porque soy no teísta (no doy por supuesta la existencia de Dios). Me dijo: “El secreto más valioso es orar y leer la Biblia cada día, y tener ese contacto y comunicación con Dios”. Me dio ejemplos de personas que pasaron por severos períodos de depresión y que lograron superarlos gracias a que se olvidaron de ellos mismos y centraron su atención en ayudar a otras personas.
No dudo en la buena fe de esta persona. Pero me preocupa mucho que tenga tantas ideas equivocadas sobre el origen de la enfermedad y las formas de tratarla. Así que me parece fundamental que BLOGs como este y otros, y demás sitios de Internet serios, asuman la función de facilitadores de la educación, información y debate sobre el trastorno bipolar.
En futuros POSTs intentaré profundizar en los puntos presentados en este, evaluando los argumentos de la persona con la que conversé.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario