jueves, diciembre 30, 2010

¿Qué es un trastorno mental? ¿Quién lo decide? ¿Cómo nos afecta?

Excelente reportaje de NPR sobre los desacuerdos entre los psiquiatras sobre lo que debe y no incluirse en el manual de diagnósticos. Calificaron el conflicto como una "guerra civil" entre expertos. El New York Times ya lo había advertido hace dos años.

Primero explican problema de incluir Asperger como parte del espectro del Autismo. Hubo un incentivo en las escuelas para dar atención personalizada a los niños que hizo que los diagnósticos se dispararan.

Sobre Trastorno Bipolar explican que las empresas farmaceúticas empezaron a comercializar sus medicamentos, tanto estabilizadores del ánimo como antisicóticos. ¡Es decir que por el marketing de las empresas se duplicó el diagnóstico del TBP!

Essentially, Frances and his colleagues made it much easier to get a diagnosis of bipolar disorder. And he says that created this incredible opportunity for drug companies.

"Drug companies got indications for treating bipolar disorder," Frances says. "Not just with mood stabilizers, but also with the newer antipsychotic drugs. And they began very intensive ubiquitous advertising campaigns. So the rates of bipolar disorder doubled. And lots of people got way too much antipsychotic and mood stabilizing medicines. And these aren't safe drugs."


Entonces, los psiquiatras de los EE.UU. deciden las "etiquetas" de enfermedad mental, y luego les siguen las farmaceúticas, las instituciones educativas, etc... Por lo que el impacto de estas decisiones es tremendo. Es algo a considerar.

¿Será que muchos de nosotros hemos sido diagnosticados simplemente como fruto de una moda, un acuerdo temporal y discutible, entre los profesionales de la salud mental?

martes, diciembre 28, 2010

¿Es la creatividad fruto de la enfermedad?

Esto es lo que dice Rothenberg (p.141):

"Evidence for the diagnosis of Pollock’s bipolar illness is based on
the report by his treating psychiatrist Dr. Richard Hendersen of periods
of “violent agitation” alternating with “paralysis or withdrawal”
(p. 14) (26), another therapist Dr. Violet de Laszlo’s direct assessment
that Pollock was “manic depressive” (p. 852) (27), and his wife Lee
Krasner’s description of his extremes of temperament and behavior as
follows: “Whatever Jackson felt, he felt more intensely than anyone
I’ve known; when he was angry, he was angrier; when he was happy,
he was happier; when he was quiet, he was quieter” (pp. 9–10) (26).
Like Munch, Pollock also used alcohol in excess to deal with his mood
upheavals."

Por otro lado, el autor dice que NO hay evidencia entre el TBP y la creatividad. Pues la creatividad requiere de procesos cognitivos en los momentos en que la persona está "sana". Es decir que, un bipolar puede ser creativo, pero no lo es por ser bipolar. Por el contrario, la creatividad surge en momentos de equilibrio entre los dos polos. Para ilustrarlo Rothenberg acude a los casos de Pollock y Munch.

En sus conclusiones (p. 143), el autor nos da elementos para continuar nuestro debate sobre si el TBP es un don o una maldición:

"Bipolar disorder, although it may exist concurrently with creativity,
does not convey a special gift. Creative persons must struggle to deal
with or overcome the effects of illness through psychological creative
processes which are in themselves healthy and adaptive. The disorder
itself, like any mental illness, brings suffering rather than accomplishment."

Creatividad y Trastorno Bipolar: Caso de Jackson Pollock

Esta semana ví la película sobre la vida de Pollock, famoso artista estadounidense.

Estas fotos de dos obras suyas la tomé en New York, seguramente en el MOMA.



En la película se hace énfasis en su problema de alcoholismo y no tanto en el trastorno bipolar que, como sabemos, podría estar en la raíz de su problema con la bebida. Aunque al final sugieren que el accidente de tránsito fue una especie de suicidio.

Esta realidad, la de las adicciones relacionadas con el TBP, hace que muchas personas no puedan distinguir entre la enfermedad y la adicción producto de la misma. No entienden que la primera es CAUSA y la segunda es EFECTO. Y se termina culpando al individuo que se quita la vida por un "defecto" de carácter, pues se considera que la adicción es simplemente falta de voluntad o disciplina...

Dicen los ignorantes: "murió por alcohólico o por drogadicto" para negar la posibilidad de la enfermedad mental que es de origen biológico -herencia interactuando con el medio ambiente. Esto sucede especialmente en familias que, en lugar de ayudar a los parientes afectados por el gen bipolar, los marginan, criminalizan o ignoran.

En mis dos familias, materna y paterna, tengo casos de parientes cercanos -tíos, abuelos- con problemas de alcoholismo. Por suerte, ni mis padres ni yo lo padecemos, pero también debe tenerse claro que en sí mismo el alcoholismo es una enfermedad. No es simple carencia de voluntad.

Volviendo al caso de Pollock, como en el de artistas del pasado, para algunos no está claro que haya sido bipolar. Pero Albert Rothenberg (2001) afirma que sí fue diagnosticado como tal, en BIPOLAR ILLNESS, CREATIVITY, AND TREATMENT, Psychiatric Quarterly, Vol. 72, No. 2. Aquí también se menciona como bipolar a Edvard Munch, autor del Grito.


Sobre mi punto del alcohol y el TBP, Rothenberg lo explica de esta forma (p. 145):

"Intercurrent substance abuse, especially the abuse of alcohol, is not
uncommon with creative persons suffering from bipolar disorder. The
dual diagnosis of alcohol abuse, probable in the cases of the two artists
discussed here, requires separate treatment in its own right. Use of
substances is probably more common with creative people than in the
population as a whole, the complex reasons for which are discussed
elsewhere (35). One factor is that creative work itself arouses anxiety
and substances are used for anxiety relief. Self-medicating use of substances is also often present in persons suffering from bipolar disorder, whether creative or not, as a way of reducing the severity of cyclical disturbances."

martes, diciembre 07, 2010

Al fin, retomo contacto con Dra.

Como les conté no era por negligencia... sino por las trabas de los seguros en los EE.UU. y la cantidad de pacientes que ven los psiquiatras por aquí... la cita se tardó más de un mes en llegar!

En fin, ayer tuve mi primera cita y fuimos con mi esposa -por solicitud de la Dra. Los que leen este BLOG ya saben mi historia... Sólo les cuento lo que me dijo:

1. Retomar ejercicio sin excusas. No negociable. Al menos 30 minutos diarios. Lo mismo con la meditación.

2. Para dormir mejor, me sugirió probar con melatonina, un suplemento natural. 5mg una hora antes de ir a la cama.

3. Duplicar dosis de Omega-3. Yo le dije que tomaba 1,200 mg. Asi que debo llegar a los 2,400 mg. pero me dio a entender que se requiere más para el TBP. Así que no es exagerado.

Prometo contarles como me va con todo esto...

miércoles, diciembre 01, 2010

Buen video documental: La Misma Piedra

Lo comparten los amigos del BLOG "El Navegante Bipolar" ¡Gracias!

La misma piedra from Pablo Rogero on Vimeo.

ácido graso Omega-3

Cuando escribí sobre algunos consejos prácticos y compartí que yo consumo 5 cápsulas de Omega-3, un lector dijo lo siguiente:

“Cinco de 1,200 mg por día me parece exagerado, creo que bastan dos de 1,000 mg de omega 3.”

Dicho comentario me motivó a investigar un poco más al respecto, para orientar mejor a los lectores. Aunque les recuerdo que el objetivo de este BLOG no es recomendar ninguna terapia específica, sino simplemente intercambiar experiencias.

Resulta que leyendo bien la etiqueta del producto que tomo, cada cápsula (softgel) se compone de la siguiente forma:

De Omega-3 son 434 mg (aceite de pescado). O sea que por 5 estoy consumiendo 2,170 mg diarios. Luego la cápsula contiene también Omega-6, 276 mg (aceite de safflower, planta parecida al girasol); y 170 mg de Omega-9 proveniente del aceite de oliva. Así que en total estas cápsulas son de 880 mg. También contiene aceite de soya y de flaxseed o linseed (no estoy seguro de que planta se trata).

Por otro lado, la etiqueta dice que el Omega-3 puede ayudar a reducir el riesgo de problemas coronarios y también a mantener niveles normales de triglicéridos. Esto último lo he comprobado personalmente y fue la razón por la que el médico internista me las recomendó en un primer momento. No se dice nada del efecto en el estado de ánimo.

Los ácidos grasos y el trastorno bipolar

En el libro “New Hope for people with Bipolar Disorder” (Fawcett et al. 2007), los autores se preguntan si el observado efecto generacional en la incidencia del trastorno bipolar (TBP) se debe a cambios en la dieta que han significado una disminución en el consumo de Omega-3 que es fundamental para nuestro sistema nervioso central y que el cuerpo no puede producir por sí mismo. Explican que antes el ganado consumía plantas que contienen omega-3, pero ahora la dieta de las vacas que comemos también ha variado. Las fórmulas sustitutas de leche para los infantes tampoco contienen Omega-3.

Los autores también explican el llamado “Omega Plan” que consiste, precisamente, en el uso de Omega-3 para el tratamiento alternativo del TBP. Pero advierten que los resultados de la investigación son ambiguos. Todo empezó con el estudio de la dieta rica en pescado de sociedades como la japonesa y la china, donde hay bajas tasas de depresión –aunque yo tengo la idea de que en Japón hay una alta tasa de suicidio. Dicen que sí es una terapia efectiva pero se necesitan más estudios. Advierten que se debe combinar con un tratamiento estándar para el TBP. El principal efecto sería contrarrestar depresión.

El Omega-3 está presente sobre todo en el pescado, vegetales de hoja verde, aceite de canola y nueces.

El Omega-6 se encuentra en aceites vegetales como el de maíz y girasol. Y también se considera de beneficio para reducir el riesgo de ciertos desórdenes metabólicos, al mismo tiempo que protege el sistema cardiovascular.